dissabte, de maig 23, 2009

INDIA (VIII): Agra

Y fuimos a Agra, sin duda la ciudad más conocida del estado Índio del Uttar Pradesh.
Yo, como mucha gente, antes de visitar el país, no sabía muy bien que hacía esa ciudad tan especial... Mucha gente habla de las 7 maravillas del mundo pero a veces nos olvidamos de ubicarlas geográficamente. Y yo soy de los que nunca habría relacionado Agra con su joya: el Taj Mahal.

Capítulo 1: de camino a Agra
Agra está a aproximadamente 250 km de Delhi, pero sólo a unos 220 de Gurgaon... Eso se traduce en un madrugón (salir a las 5 de la mañana para aprovechar el dia) y meterse 3 horas en un coche... Non stop. Y sin poder dormir en el coche por la ansiedad de no perderme ningún detalle de los que sucedían y/o aparecían a mi alrededor.

Así entonces empezó nuestro recorrido.

Poco importaba la claustrofobia de ser un reo del coche durante tanto tiempo.

Poco importaba, hasta resultaba divertido, confiar tu vida a un conductor índio medio loco y que a parte de casi no entenderte, cuando lo hacía le daba absolutamente igual lo que tu le pedías: él a lo suyo. Por suerte, vino con nosotros Jasneet, un compañero del trabajo Índio que le controlaba un poco y le decía que hacer. Aunque él también iba a lo suyo. :)

Y >Test< a su vez, también estaba un poco superada por la situación, que ninguno de los dos llegábamos a controlar lo más mínimamente. Por lo que nos adaptamos al refrán ese que habla de unirse al enemigo que no puedes vencer.






Mi ansiedad por captar toda la riqueza visual de tan singular viaje dió sus frutos muy pronto.

Estampas como los gorrinos nutriéndose de los habituales montones de basura (foto).

Y cuando no son gorrinos són búfalos y vacas.



O las cabras paseando sin más preocupación que destino. Indiferentes. Menos estresadas quizás que las europeas.

Y así, desde nuestro coche íbamos impregnándonos de la ruralidad hindú.
Del colorido de sus habitantes.

Del hedor de su industria.

De la imensidad de sus prados y campos.De su singularidad.

De su temerario modo de conducir.

Aunque a pesar de todo logramos nuestro destino: Agra.

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Capítulo 2: Akbar's Tomb, Sikandra, suburbio de Agra
La primera parada nos la encontramos por el camino, cerca de Agra, en la carretera que nos llevaba allí desde Delhi/Gurgaon: la tumba de Akbar.

En la línea de monumental belleza de todos los monumentos de la zona, con las ornamentaciones de influencia musulmana i con sus grandes dimensiones tanto verticales como horizontales. La tumba de Abkar 'el Grande', una obra maestra muy importante que ocupa 48 hectáreas del suburbio de Agra conocido como Sikandra.

Akbar 'el Grande' fué el tercer emperador Mughal, (1542 - 1605), i fue el mismo el que empezó su construcción alrededor de 1600, ya que era habitual en la tradición Tártara iniciar la construcción en vida de la propia tumba. Akbar se encargó de diseñar y de seleccionar el emplazamiento más adecuado para el mausoleo. Tras su muerte, fué su hijo Jahangir quien completó su construcción entre 1605 y 1613.
Los minaretes, culminados con chhatris, recuerdan mucho a los del Tah Majal, también en mármol blanco, aunque este mausoleo es anterior en el tiempo. El mausoleo consta de una falsa tumba, como en la mayoría de mausoleos de este tipo, puesto que la tumba real se encuentra bajo tierra. Arenisca roja y mármol rojo... Para variar. Y la ornamentación, geométrica, floral y caligráfica, que servirían de inspiración para la tumba de Itmad-ud-Daulah, otra tumba preciosa de Agra que nosotros no tuvimos el tiempo de poder visitar... Es el problema que tienen las visitas en coche de un dia... Por una parte piensas, con rábia, que deberías haber salido unas horas antes, castigando más a nuestro ya maltrecho organismo, para aprovechar al máximo el viaje. Pero luego te quedas tranquilo pensando que al final teníamos la sensación de estar viendo más de lo mismo...

Aproximadamente un km. más allà está la tumba de Mariam-uz-Zamani, mujer de Akbar. En la foto: detalles de la decoración de la tumba de Mariam.
Conclusión: si te queda algo por ver en un sitio, tienes una excusa para volver.
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Capítulo 3: Tah Majal
No hay palabras.
A un tio se le va la cabeza por una mujer, madre de sus 14 hijos. Al morir dándo a luz el decimocuarto, el dolor le empuja a construir una de las obras más bellas del mundo y de la historia.
Si yo sacara mi lado cínico, diría que si el hombre mando poner tantas toneladas de mármol blanco encima de la tumba de la mujer, fué para asegurarse de que el peso le impidiera levantarse de su tumba, si lo intentaba.
Cuando uno se acerca al complejo que preside el Taj Mahal, lo primero que siente es hedor. Un fuerte hedor debido a la acumulación de la basura resultante de los mercadillos dispuestos para vender de todo tanto a los turistas internacionales como a los nacionales que van y vienen de visitar el famoso monumento.

Lo segundo que percibe uno es una cola inmensa, de varias horas, para acceder al monumento por la puerta principal. Lo que no dicen las guías habitualmente es que hay una puerta secundaria, díficil de encontrar, con menos cola. Y tampoco dicen que las mafias rápidamente contactan con los turistas 'blanquitos' (como nos autodenominabamos >Test< y yo a los occidentales) y te ofrecen por un "módico" precio colarte para ahorrarte la cola.

Nosotros temíamos la mafia... Primero conseguimos regatear lo que nos pedían hasta la mitad... Y después les seguimos por unos callejones, no sin miedo a que de repente nos rodearan y nos robaran. Pero no... Miedo injustificado... Conseguimos entrar y una vez dentro pagamos la otra mitad el precio acordado.

Una vez en recinto inmenso, se ve otra puerta de acceso.
Mucha gente en todas partes.
Y presidiendo, mandando, y enamorando... Con su esplendor, su belleza, su clase... El majestuoso Tah Majal.

La primera sensación al verlo es de incredulidad. Te pasas la vida soñando en viajar, y vivir aventuras y presenciar en primera persona los millones de maravillas que hay en el mundo, aprender de las culturas diferentes a las mías... Y luego, cuando vives tu sueño, tantos estímulos atacan tus sentidos que no te acabas de dar cuenta, no te acabas de creer dónde estás.

La segunda sensación es de impacto, de felicidad, y de ese primer indicio de cansancio de un dia duro al ver culminado tu mayor hito.

Después, ya te recompones y dejas lugar a la historia que alberga ese mítico lugar.

Cuentan que hay otro Taj Mahal, a pesar de que su constructor, Sha Jahan, mandó matar a todos los que conocían los planos y los secretos del monumento puesto que pensaba que algo tan bonito no debía ser copiado. Aunque la curiosidad es que existe el Taj Mahal negro, reflejo del Taj Mahal original en las aguas del río Yamuna que lo rodea.

Por desgracia nosotros no tuvimos la oportunidad de fotografiar el Taj Mahal negro. Aunque en la foto aparece el rio Yamuna sin el reflejo famoso, que debe sacarse desde la otra orilla.

Para acabar con éste capítulo, una vista de la mezquita que acompaña al Tah Majal.



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Capítulo 4: El fuerte de Agra
Pese a las reticencias de What-Happens-Be-Careful, que ya quería irse a casa directamente después de ver el Taj Mahal, nos dirigimos al fuerte de Agra. El fuerte rojo de Agra, conocido en el lugar como Lal Qila.

Fue construido por el emperador Mughal Akbar entre 1563 y 1575 y en realidad se podría considerar como un palacio enmurallado. Además es la fortaleza más importante de la India. Los Grandes Mongoles del Imperio Mogol, Babur, Humayun, Akbar, Jahangir, Shah Jahan y Aurangzeb vivieron y gobernaron desde aquí. Contuvo el tesoro estatal. Fue visitado por los embajadores extranjeros, los viajeros y los dignatarios más altos que participaron en la historia de la India.

En su interior, mucho verde, como de costumbre, y palacios y palacetes quedan como prueba de las épocas de esplendor Mogol.

Un estilo que después de tantas visitas ya se nos hace muy propio. Y eso preocupa... Uno nunca debe perder la capacidad de sorprenderse, la capacidad de maravillarse por todo lo que nos rodea... Incluso aquellas cosas que tenemos al lado y que no valoramos porque las vemos cada dia, pero que no dejan de ser bellas.

Tras visitar el fuerte, del que os dejo algunas instantánias, nos metimos rebentados en el coche, tras un dia larguísimo en el que no comimos absolutamente nada entre las 7h, hora de nuestro desayuno y las 19h.

Ese día dormí feliz.
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