La comunicación está cambiando cada día con más fuerza desde que el Internet apareció para darle un giro a nuestros hábitos de vida. La masificación de éste ha contribuido a acelerar la reflexión que se hacía necesaria desde hacía ya bastante tiempo: ¿Cuál es el rol del comunicador en la sociedad actual?.
Hace unos años la voz del periodista era la única válida gracias a que era quien podía estar en el lugar de los hechos, formando parte de la transmisión de esa información hacia el resto de ciudadanos que se encargaban de asumir la certeza de lo que se presentaba. Hoy en día ese concepto no puede estar más alejado de la realidad.
Cuando todos empezamos a ser un poco “periodistas” al registrar con cámaras móviles lo que ocurre, comentar los hechos, buscar otras fuentes para contrastar la información y poder ofrecer una visión crítica a lo que se recibe a través de los medios de comunicación.
Estos cambios que han aparecido en cuestión de 10 años, no han dejado de lado la función del profesional de la comunicación quien es el que debería llevar la batuta sobre lo que se divulga. Sin embargo, recientemente vemos cada vez más ejemplos de cómo se utiliza el inmenso poder que tienen los medios de comunicación de masas para crear matrices de opinión entorno a determinados hechos, no siempre consecuentes con la realidad a la que se deben.
En este contexto, es interesante reevaluar la necesidad que tenemos de una persona que “predigiera” la información por nosotros, en vez de ser nosotros mismos los que nos encarguemos de emitir juicios sobre los hechos. Aquí es donde se involucra la ética de cada periodista, donde sin duda hay unos excelentes y fieles a sus principios, pero hay muchos otros que venden su criterio a quien le firma el sueldo.
La manipulación mediática es alucinante. En casos donde se quiere acabar a un gobierno, todos los medios van por él y de igual modo cuando lo acaban, mágicamente todo cambia como si por arte de magia se acabaran los problemas. Y así sucede con cualquier evento de trascendencia para la política y el poder.
Me pregunto, ¿realmente necesitamos quien nos dirija? ¿Hace falta que alguien nos diga lo que esta bien y lo que esta mal? ¿Dirigir lo que debemos pensar sobre un tema?.... Con el bombardeo de información y el acceso a las diversas fuentes que nos ha proporcionado el Internet, considero que este tipo de respuestas quedan contestadas: NO.
Ahora más que nunca somos dueños de la información y ejercer el derecho de propiedad es nuestro deber.
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