Bueno... Después del paseo, que cansaba mucho, nos recompensamos (a eso de las 18h) con unos pintxos por el casco viejo de San Sebastián. Un pulpito, nos mejillones (obviamente yo de eso no comí), y unos calamares...
Luego fuimos a ducharnos y nos tomamos unos pintxos más (había hambre, mientras esperábamos que nos vinieran a buscar, le dimos un poco más a los pintxos (la comida, mi debilidad!).
De ahí después de un "largo" "viaje" llegamos a la Sidrería, en un pueblo cercano a San Sebastián llamado Astiagarraga o algo así. Las sidrerias (Sagardotegia en vasco) són unos restaurantes muy especializados. Se caracterizan por tener grandes botas de Sidra, de las que uno se sirve a uno mismo: se abre el grifo y con el vaso a más de un metro de distancia se sirve la sidra a la vez que es escanciada.
Otra cosa que descubro es que la sidra vasca me gusta. (No como la asturiana que no la soporto). Es que hay sidras y sidras.
En la sidrería, hay unos entrantes de bacalao:
Tortilla de Bacalao, y
Bacalao en Salsa, dos platos bastante estándares como entrantes en las sidrerías en general.
Después cuando, ya empiezas a estar lleno te traen unos
chuletones enormes. De los que comes mientras tienes hambre. Y puedes pedir más. Mientras tienes hambre.
Y mientras vas comiendo y te vas hinchando a un ritmo prudencialmente lento, te vas levantando para llenar de sidra tu vaso. Una y otra vez.
Y para acabar, y para desempalagar, justo antes de ir hacia la marcha, unas nueces con queso. Un postre fantástico para una comida casi excesiva.
Y en esto, en el restaurante, NOJ y su pareja, Kimel y una televisiva amiga suya, MRN, Xantito, Henrich y yo.
Vaya tropa!
Y por ahí, al lado de las botas de sidra unos jóvenes que andaban por ahí se pusieron a tocar sus instrumentos tradicionales y típicos.
Al final, una noche muy divertida!
De esas que te dejan con sabor de poco. Pensando: quiero más!
:D
Que grandes momentos que se pueden vivir.
Después fuimos de fiesta por la zona de la Concha y del Casco Viejo...
Hasta que aguantamos. Y luego a la cama. Al dia siguiente, una fantástica y muy divertida comida en casa de Xantito con (casi) toda su família. Que gente más agradable y entrañable. Qué muestra de hospitalidad y de paciencia (conmigo hay que tener mucha siempre)!
Sólo tengo palabras de agradecimiento hacia todos ellos. Y con dos de ellos deshicimos el camino de vuelta MRN y yo, hasta llegar de nuevo a Madrid, a la vida real, a una cotidianedad que a veces nos empuja a buscar salir del sentimiento de soledad por caminos poco efectivos.
Mirando atrás a viajes como este, veo que en el fondo, a pesar de mi soledad, es una soledad en muy buena compañía.
Aunque soledad al fin y al cabo.
Por desgracia el domingo no nos acompañó el tiempo, que fue nublado y lluvioso. Pero eso no nos impidió disfrutar de aquel viaje.
Mis CD volvieron a sonar en el coche y quedó la sensación de brevedad excesiva.