Visita al Warner Bros. Park en Madrid

Allà en los primeros dias de Junio, me uní a una expedición de un sábado a al Warner Bros. Park en Madrid... Bueno, no precisamente en Madrid, Madrid, pero no muy lejos (en tiempo) si se va en tren.

Pues eso, que fuimos unos amigos a pasar el sábado. Cabe decir, antes de relatar nuestras aventuras, que soy un chico muy aficionado a los parques de atracciones temáticos. Lo soy desde que hace unos años (unos 11 años) fuera a Walt Disney World en Orlando (USA). Desde entonces, Port Aventura, el cutre Tibidabo, el parque Asterix de Paris, Eurodisney en Paris, un parque de la Paramount en Washington... Y quizás alguno más que ahora no puedo recordar... Y me sigue gustando mucho. Y sigo yendo siempre que tengo oportunidad y disfruto como un niño.

Esta vez, mi rol en el grupo no era el de guía. Con lo que mi plan era dejarme llevar. (Si de mi hubiera dependido, hubieramos llegado más temprano y no hubiesemos decidido ignorar completamente los espectàculos).

Me lo pasé bien. (No quiero alargarme mucho en detalles). Me lo pasé bien.

Pero sigo pensando lo mismo... Que en el mundo de los parques temáticos Disney es el rey. Mi crítica al Warner Park es muy simple: si yo voy a un parte temático llamado "Warner Park" espero una presencia muy grande de productos Warner. Y no me refiero sólo a personas disfrazadas de Looney Tunes. Hablo de una mayor inversión en las atracciones para relacionarlas con las películas. Más allá de poner el nombre de Batman y/o Superman a dos montañas rusas... Supongo que al final todo se resume en "crear ilusión". Bueno pero esta opinión sólo se debe a que soy un niño de 26 años.

Al final me quedó la impresión de que Port Aventura vale mucho más la pena. Algún dia iré a Terra Mítica sólo para comparar... Y lo que haré en septiembre por poco que pueda és ir al Parque de Atracciones de Madrid de toda la vida. Me han hablado muy bien de él.

De todas formas un dia tengo que volver al Warner Park, y en plan llegar temprano y aprovechar todos los espectáculos. Sin olvidar las montañas rusas, que (eso sí) molan mucho.