dimarts, de març 29, 2011

Werther, que te quiero Werther

"Werther, que te quiero Werther" era el título del email de Xantito que nos recordaba que el próximo jueves tocaba cumplir una de nuestras cuentas pendientes. Disfrutar de una Ópera en el magnífico Teatro Real de Madrid.

Así, llegado el jueves en cuestión, algunos tuvimos que pedir al jefe que nos dejara salir un poco antes o escabullirnos de clase con clamorosas excusas, vestirnos como si fuéramos respetables, con nuestras mejores galas y fuimos al punto de encuentro.

Cualquiera que nos conozca más o menos a todos o a alguno de nosotros sabe que el punto de encuentro responde a "el primer bar que se encuentre al lado de la parada de metro". Por desgracia encontramos dos bares diferentes, aunque eso no fué problema para que en dos subgrupos nos tomáramos unas birras o succedáneos, y picáramos algo, como previo para nuestra primera vez.

Nos colocamos bien la ropa, nos pusimos a caminar como si fuéramos snobs... Y tímidamente nos acercamos a las diferentes entradas que teníamos asignadas para disfrutar del evento. Algunos en asientos separados, otros en el culo de la preciosa olla que es el Teatro Real... Sólo para ver esa preciosa construcción merece la pena el desembolso.

Pero en esto que empezó la Ópera, organizada en dos partes, una de 1 hora 10 minutos (Actos I y II) y la otra de 55 minutos (Actos III y IV) separadas por un oportuno intermedio de 25 minutos.

No tiene nada de curioso que el evento empezara a las 20. Obviamente 3 horas de representación tienen su aquel para los artistas. Y los responsables del teatro tampoco son tontos. Que a las 20 casi nadie ha cenado y sabiendo que vas a salir a las 23:30 como pronto se aseguran un míninmo de ventas de bebidas y tostas en el intermedio.







De la obra, Werther (1892), en si se pueden analizar 4 elementos. Librito (o argumento). Música. Elenco. Escenografía.

Y en mi inexperta opinión puedo afirmar que el libreto de Edouard Blau, Paul Milliet y Georges Hartmann  está ligeramente basado en la obra de Goethe, Werther (o más bien Las cuitas del joven Werther) que como yo no he tenido el placer de leer tampoco puedo comentar más allá del hecho de ser semi-autobiográfico. Pero Xeripau que si que lo ha leido me dijo que no era precisamente fiel. Y esa falta de fidelidad quizás quita un poco de gracia al asunto. Pero no deja de ser una historia entretenida.

La música de Jules Massanet tiene algún momento curioso y algún momento de mérito, pero uno se queda con la sensación de que está muy alejado de las apoteosis de Wagner, los momentos estelares de Verdi o el dramatismo de Puccini... O la mágia de las oberturas de Rossini.

En cuanto al elenco, me pareció muy digno. Pero claro, aquí tenéis a alguien completamente ajeno a ese mundo que sólo puede dar su opinión... La única observación que puedo hacer es que a veces creo que falta un poco más de actitud dramática a los cantantes de ópera... Ya se que lo suyo es lucir su voz, pero si además actuaran bien, dramáticamente hablando, ya sería fantástico.

Finalmente, hay que resaltar que lo más destacado es la delicada, moderna y estimulante escenografía.  El director de escena, Willy Decker, consigue realmente que un aficionado al mundo del teatro como yo, se derrita con la inteligencia en la que trabaja la perspectiva del escenario, separando claramente dos mundos que están unidos por la tortuosa relación de los protagonistas. Y el trabajo de los colores, el amarillo vivo del sol en el enamoramiento de los dos primeros actos, y el blanco pálido de la muerte en los últimos. Me gustó cómo los niños juegan con casas de juguete que se convierten sutilmente en metáforas de casas reales. Y me gustó el juego constante de colores Azules y Amarillos, buscando el contraste. Werther en amarillo, cuando el resto de la gente va vestida de Azul, para significar que él es un ser extraordinario, soñador, de sentimientos puros. Demasiado honor...

El resumen es que fue una velada fantástica, que algunos siguieron después conjuntanto algunos brevajes mágicos mientras otros desfilábamos a casa cansados de una semana dura... Quedan las ganas de regresar algún dia a disfrutar de ese cóctel de sentimientos, patrones sonores y drama que contiene la ópera.

2 comentaris:

  1. xantito14:40

    Bueno, un par de cosas:
    - el subject del email exactamente era "Verte que te quiero, Werther", aunque supongo que la adaptación de JGVA fue más acertada... :)
    - y la segunda (porque he dicho 'un par', si hubiese dicho 'impar'con una hubiese bastado), que me gustó la obra pero que es cierto que quizás le falte un puntito para alcanzar un cénit apoteósico en el momento más dramático, aunque eso no impidió que se me pusieran los pelos como escarpias al escuchar el 'Pourquoi me reveiller...'.
    A más vernors.

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